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 Escultor, pintor & poeta

SIGUARAYAL

 

Conocida científicamente como Trichilia havanesis, en Costa Rica se le denomina Uruca.
La Siguaraya es un árbol muy común en Cuba, se localiza a oriyas de arroyos caminos y los montes bajos. Se reconoce fácilmente por su espeso follaje. Sus flores son de color blanco verdoso y su néctar es muy intenso. Las abejas producen a partir de este néctar una miel oscura y espesa de muy buena calidad.
La Siguaraya en el sistema mágico religioso Afrocubano es la planta que representa a la Deidad Chango y es el primer palo del monte. Por ser el primer palo del monte es el guardián, permite y controla la entrada al monte.
Como símbolo de los fundamentos de la nación cubana es una planta que simboliza la Rebeldía y la resistencia, por ser de troncos fibrosos y duros, lo que la hace resistente a los embates de los vientos huracanados.

Benny More universalizo e inmortalizo muchas de las tradiciones más autóctonas de la cultura cubana cantando "La Siguaraya": "Esa mata es Siguaraya que sin permiso no se puede tumbar".

 

Sinopsis del proyecto "SIGUARAYAL"

Las máscaras de siguarayal poseen un contenido conceptual donde parece ser un atuendo intangible para la liberación de la mente y el alma de cada individuo proyectado en la cuerda de los sentidos. La obra está formada por 365 máscaras de metal condicionadas a guardar y proteger la armonía desde el interior a lo exterior. El pudor que tiene la siguaraya y sus características espirituales ayudan a entender el sentido de protección de dicha obra, ella es un puente de comunicación entre el lenguaje de la naturaleza y el lenguaje del alma. El encuentro entre dos culturas, La mesoamericana y la de algunas tribus de África occidental, visualmente estas mascaras aportan un lenguaje extrasensorial, cada mascara de siguarayal es autónoma y posee un lenguaje propio, dicha autonomía no se limita en el conjunto, por eso está constituida en una estructura colectiva, a partir de la interacción de cada persona en su diaria existencia y relacionadas por los pensamientos y el sonido emitido por las voces del dialogo colectivo.

En siguarayal está también mi manera de ver la transformación cotidiana de cada persona que transita frente a mí e interactuó con ellos.

 

Desarollo

En SIGUARAYAL, también está presente la relación de la transformación del caweiro y la transformación del nahual, dos seres mitológicos uno de África occidental y el otro de Mesoamérica.


365 es el número de días en el año dado que usamos a diario mascaras para enfrentar el combate cotidiano con la cruda realidad de subsistir, tanto en el plano intangible como tangible, estas obras tienen una interacción con las energías transformadoras que moran en cada elemento, dialogando en el constante devenir cotidiano, donde cada mascara de metal lleva una simbología oculta ordenada a una corriente universal, en la orientación hacia un posible despertar, a partir de un pensamiento emitido, de ahí a que los símbolos como flechas, vectores, líneas, hiperbolas, circulos, intercepciones espaciales, sean una ecuación de carácter matemático para evidenciar la lógica del movimiento y las energias del devenir cotidiano.

Las 365 mascaras son de hecho una forma de ver la esenografia que se plantea en la existencia diaria de cada ser, esto hace proponer una praxis más extensa sobre el ritual que cada persona realiza de la meditación generada por un pensamiento. El pensamiento en si es un tipo de enmascaramiento para desenmascarar el verdadero ser interior, el gurrero cotidiano relacionado a un animal o uno de los elementos existenciales de la materia espacial. Esto se extiende y se propaga como lo que es, una masa compacta relacionada con la conexión entre todo lo que se mueve y adquiere vida propia.

El uso del metal ha sido la investigación que Wilay ha llevado durante todos estos años en el desarrollo de su trabajo de arte, partiendo de la escultura povera y el arte objeto, surge por una necesidad de comunicación extrasensorial con cada espectador, de un vínculo estético a partir de la textura de las planchas pintadas y oxidadas de antiguos equipos de uso industrial y doméstico, cuya acción tiene como resultado un nivel de expresividad desde la percepción vinculada a una resemantización del lenguaje que adquiere vida propia. A partir de aquí nos damos cuenta de la diversidad y la belleza de cada ser que encontramos diariamente. Adentrándome en la observación del entorno que me rodea y observando cada individuo como una topografía del recorrido.

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